Obra rica-Obra pobre
La butaca, antes y después de la restauración.
Acaban de pasar por Arcaz dos obras que muestran como a la hora de restaurar muebles se debe de dedicar idéntico respeto por ellos, independientemente de su aspecto estético, valor en el mercado o antigüedad.
La primera de ellas es una butaca dorada que podría ser italiana o española, del siglo XVIII, una obra de un notable interés cultural por su exquisito diseño, la delicadeza de su talla y la elaborada técnica del dorado que reviste la madera. De hecho, gracias a dicha técnica, la superficie dorada ofrece sutiles contrastes cromáticos, por la aplicación, en ciertas zonas, de veladuras de tono negruzco sobre el bol rojizo. Unas veladuras que se extienden sobre la imprimación y bajo el oro.
La restauración de la butaca ha respetado al máximo la técnica original de la obra y la imagen estética de la misma, reintegrando el oro de las lagunas presentes en ella con materiales homogéneos a los originales, que fueron analizados con este propósito: yeso, bol, veladuras negruzcas y por último un oro de 23,3/4 K y de aspecto similar al original.
Detalle de la veladura negruzca que forma parte de la técnica de dorado de las butacas.
La segunda obra es un baúl de madera, hoja de lata, papel y tela de arpillera de escaso valor artístico pero de considerable significado documental y afectivo. Fue ejecutado en los años 20 del siglo XX por el herrero de un pueblo. Es un mueble pobre, realizado con madera de cajas de fruta, tela rústica, papel y latas usadas. Sin embargo en el se percibe el corazón, de quien lo realizó, alguien que no era precisamente un ebanista, ni siquiera un carpintero pero sí una persona sensible e imaginativa. Es un mueble curioso, simple pero encantador, que está realizado con materiales de desecho, una tendencia muy actual, aunque aquí parece recurrirse al reciclaje más por cuestiones de necesidad que no de moda, como sucede en la actualidad.
En cuanto al valor afectivo de este baúl, su propietario nos cuenta que en él se guardaron absolutamente todas las pertenencias de su abuela cuando se vino con ella a Madrid del pueblo tras la guerra civil española:…Por eso lo quise salvar -nos dice-porque cuando abro el baúl, visualizo a mi abuela abriéndolo y revivo mi infancia…
La intervención llevada a cabo en este baúl ha tenido como objetivo sanearlo y recuperar su legibilidad. Para ello se han llevado una serie de acciones como la reintegración de la tela de arpillera de la trasera o del papel. Este último se reintegró mediante un procedimiento informático que consistió en escanear el papel original, que a continuación se imprimió y con este nuevo papel se fueron reintegrando las lagunas de este material que quedaban a la vista.
Cristina Ordóñez Goded
El baúl antes y después de la restauración.
Proceso de reintegración del papel del baúl
Parte de la superficiede hoja de lata del baú se realizó con latas como la que aparece en la imagen.
(la reintegración del papel fue realizada por Susana Plaza de Frutos).