Carta al Director de El País
Publicamos a continuación una carta que hemos mandado al director de EL PAIS
Somos asiduas lectoras de su Diario desde la fecha de su aparición y nos hemos quedado absolutamente perplejas y preocupadas por el hecho de que un cotidiano del prestigio y seriedad de El País haya ofrecido el pasado día 4 de Julio la compra del libro titulado “Recuperar muebles”. En primer lugar por su carácter divulgativo que anima a personas carentes de la debida formación a intervenir peligrosamente en este tipo de Bienes Culturales, con el consiguiente perjuicio para la supervivencia de lo mismos.
Pero además, su contenido carece del más elemental rigor técnico y profesional y propone abordar la “recuperación” de este tipo de objetos con un total desprecio hacia los mismos a través de prácticas que son absolutamente dañinas, dicho sea de paso, no solo para su integridad sino también para la salud de quienes sigan algunos de los consejos vertidos en el libro por los producto y/o practicas recomendados.
Se aconseja, por ejemplo, lavar con agua y jabón los muebles de madera como si de trapos de cocina se tratasen, lijarlos, rasparlos con cepillos de alambre, agujerearlos con un taladro para suprimir los daños de los xilófagos, cuyo nombre, por cierto figura en este texto como “roedores de la madera”, cuando en realidad son insectos y no ratones y en fin transformarlos a gusto del consumidor, según caprichos personales o modas del momento, con el más absoluto desconocimiento de las características históricas y culturales que puedan contenerse en la obra víctima de semejantes fechorías.
Pero además el texto induce a la confusión por su total falta de coherencia en las instrucciones dadas, que son innumerables e imposibles de citar en tan breve espacio.
Los muebles, al igual que el resto de los Bienes Culturales, deben ser conservados adecuadamente y todos ellos merecen el mismo respeto al margen de su aspecto estético, antigüedad, valor económico o procedencia. La excusa de que aquellos en los que se aconseja intervenir son de “escasa calidad” o de que han sido rescatados de almonedas, trasteros o incluso arrojados a la basura, no nos convence. No olvidemos que no es difícil encontrar en dichos lugares objetos de notable valor cultural, aunque los profanos que emprenden tareas de “recuperación” como las recomendadas en este libro lo desconozcan.
De la misma manera que no se publican “librillos” para aprender a realizar operaciones quirúrgicas, a practicar tratamientos de ortodoncia, a construir edificios, ni siquiera dentro de este mismo campo de la Restauración, a intervenir, por ejemplo, en obras pictóricas o escultóricas con el pretexto de que se recomienda hacerlo exclusivamente en aquellas consideradas como “menores”, tampoco es de recibo hacerlo en relación al mobiliario.
Ni se pueden establecer jerarquías entre los Bienes culturales ni entre los profesionales que se dedican a la preservación de los mismos. La manipulación de las obras del pasado debe reservarse siempre a los especialistas. Tengamos en cuenta que son irrepetibles y no podemos caer en la tentación de dañarlas físicamente, transformarlas a nuestro gusto con la pretensión de embellecerlas, rejuvenecerlas o de que contribuyan a hacer más atractivo un interior (como aconseja este libro). Si queremos adornar muebles hagámoslo en aquellos actuales fabricados a tal efecto que se venden en las tiendas de manualidades.
Madrid, 7 de Julio de 2006
FIRMAS
Pilar Gª Lombardero Viñas.
Natalia Moreno Gª Lombardero.
Cristina Ordóñez Goded.
Leticia Ordóñez Goded.
Restauradoras de mobiliario. Equipo Arcaz.
Isabel Mola Pascual.
María Sánchez Ortiz.
Susana Plaza de Frutos.
Mª José Rosselló López.
Estudiantes de Restauración de mobiliario.